Asisto un poco sorprendido a la situación actual del mundo editorial.
Por un  lado, cada vez se esta produciendo una mayor concentración de los puntos de  venta, por medio de cadenas, hipermercados y otras formulas de comercialización  de productos. Estas cadenas tienen una política comercial muy clara con respecto  al libro: es un mero objeto de venta y generación de ganancias. Detallando por  nombres:
- Fnac. Nació como una cooperativa que comercializaba libros y  música, y realizaba actividades sociales y culturales. Incluso llego a disponer  de un servicio de venta de libros de segunda mano. Pero progresivamente fue  incluyendo otros objetos de ocio. En los últimos años en el porcentaje de  superficie de venta de libros se ha ido reduciendo a favor de la electrónica y  otros productos de mayor valor añadido (en todas sus sedes). En informes  internos de la empresa se afirma que el libro es un mero instrumento para atraer  compradores de otro tipo de productos.
- Bertelsmann. Compraron diversos  “Club del Libro”, “Círculos de lectores”,.. y otros tipos de formulas de venta  directa, implantado el esquema de “penalización” al vendedor. Es decir, si el  vendedor no llega al cupo mínimo de venta estipulado, tiene que pagar una  penalización. Esto ha ido provocando la salida de los vendedores menos  agresivos, que coincide con los más conocedores del mundo literario y  preocupados por los libros y sus contenidos (el caso de Portugal en un buen  ejemplo de lo que ocurre cuando esta empresa adquiere a otra).
- Bertrand. Ha  intentado crear un imperio similar a la FNAC, pero solo con libros. Para  financiar su expansión en ciudades medias de Portugal ha tenido que acumular  fondos de forma rápida. Para ello se ha convertido en una cadena de librerías  experta en libros de éxito rápido, libros de auto- ayuda, libros de literatura  infantil de baja calidad,….
Estos tres ejemplos me hacen ser bastante  escéptico sobre las ventajas que una posible adquisición de Bertrand, por parte  de Bertelsmann, puede tener para el mundo del libro. Y tampoco veo las ventajas  de que Bertrand habrá en el Estado Español.
Pero lo que me asombra de verdad  es la actitud de los pequeños editores. Están negociando con estas cadenas,  ofreciendo el oro y el moro, abandonando a las pequeñas librerías  especializadas. A los grandes les ofrecen fondo, descuentos, promociones,  visitas de autores, exclusividad en ferias,…. Y a las pequeñas condiciones más  duras de pagos, limitación de promociones…..
Alguien debería decirles a estos  editores que lo de las grandes cadenas es “pan para hoy y hambre para mañana”.  Deberían comenzar a aplicar criterios serios de marketing y comenzar a organizar  actividades coordinadas con librerías de calidad y especializadas. Lo contrario  será su desaparición.
Es como el cuento del cocodrilo y el  escorpión.
Tiempo al tiempo.
Carles García Domingo